Raúl Ricardo Alfonsín ha muerto; las crónicas del hecho que se multiplican en todos los medios de comunicación y que incluso ganan espacio en países de la región y el mundo abundarán en referencias al hecho, la hora en que ocurrió, la enfermedad que causó el deceso, los días de más severa convalecencia, y a su historia política • Ninguna, sin embargo, podrá ser lo suficiente exhaustiva: es que ni siquiera el relato más pormenorizado podrá abarcar todo lo que significó, y significará, para el pueblo argentino, con todos los blancos, negros y grises que se quieran enumerar, el nombre del caudillo radical que hoy ha dejado este mundo.
Dentro de la amplia gama de sucesos que se pueden elegir para identificar a Alfonsín, se puede decir que está ligado a dos hechos relevantes para la historia política reciente de nuestro país: el primero es la ruptura con la línea balbinista de obturar al radicalismo que signó al centenario partido desde el surgimiento del peronismo a mediados del siglo pasado hasta, al menos, los albores de la década del ’70 y el surgimiento de “La Hora de los Pueblos”. El segundo, el más reconocido, con la transición hacia la democracia tras la peor de las dictaduras que asoló a la Nación.
Alfonsín se hizo cargo de una Argentina quebrada y derruida, jaqueada por intereses corporativos, sin más herramientas que las instituciones famélicas de una democracia que llegó tras el tiro de gracia al partido militar que dio la guerra de Malvinas. Fue, como describió Alejandro Horowicz, una democracia de la derrota que debía construirse sobre una sociedad diezmada de sus mejores cuadros dirigenciales, edulcorada en lo político y con los temblores del miedo que acababa de irse.
Se va el padre de nuestra democracia actual, y nosotros como hijos debemos guardar luto, se va un gran hombre que siempre creyó en la democracia, en el concenso y que siempre buscó la paz social para los argentinos, se va un político en plena austeridad que no se enrequeció en la política, que sirva de ejemplo para las nuevas dirigencias políticas y gremiales....
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